
Edgar Camargo de 30 años, es uno de los pioneros y más experimentados practicantes de ésta actividad; “yo jugaba en las divisiones inferiores de Santafé como arquero, era muy entregado al deporte, pero estaba aburrido porque sentía que nunca iba a tener un buena oportunidad ya que en ese momento estaba con personajes de la talla de Dudamel y Agustín Julio”, dice. En 1999, mientras jugaba fútbol, éste personaje tuvo la oportunidad de conocer a Carlos Salamanca, quien para esa época representaba a la Corporación Dracco International, y que fue quien se encargó de traer el footbag a Colombia. Salamanca se interesó en explotar el talento que vio en Edgar por lo que decidió enseñarle a practicar ésta actividad, y éste a su vez teniendo en cuenta la situación futbolística por la que atravesaba aceptó y poco a poco logró adquirir las habilidades necesarias para jugar fuchiball.
Edgar se convirtió en uno de los primeros en practicar footbag en Colombia, y desde entonces no ha parado de promover ésta actividad, de manera que ha viajado a Dinamarca y a Venezuela, entre otros países, ha hecho parte de campañas publicitarias como la de Postobón y el fuchiball, y ha trabajado para diferentes empresas, cajas de compensación familiar, universidades y colegios, haciendo demostraciones y capacitando a un sinnúmero de personas que ya hacen parte de esta afición por el fuchi. Es tanta su entrega por esta disciplina, que Edgar posee su propia microempresa en la que fabrica y distribuye fuchi, demostrando que el footbag también se puede convertir en una oportunidad para hacer negocio.
En el footbag hay dos modalidades que son: Footbag Net y Footbag Freestyle, el primero se practica en una cancha en la que se coloca una malla en la mitad y se puede hacer competencias de sencillos o dobles y se utilizan patadas, y los puntos se obtienen cada vez que el fuchi toca el espacio de los contrincantes; por otra parte en la segunda categoría se hace una presentación artística en la que el competidor muestra sus habilidades con el fuchi a través de una coreografía, en la que se califica el nivel de los movimientos. En las dos, el objetivo principal es evitar que el fuchi toque el piso. Edgar lleva 10 años especializándose en Freestyle, modalidad en la que goza de amplio reconocimiento a nivel nacional e internacional.
Para practicar footbag es necesario ser constante, pues es una actividad que exige un buen estado físico; Edgar afirma que si se quiere lograr un buen nivel es necesario entrenar mínimo 2 horas diarias. Para él, este entrenamiento consiste en un espacio para calentar en el que se hace un buen estiramiento, luego se realizan movimientos suaves con el fuchi y posteriormente movimientos más exigentes y técnicos, para finalizar con un breve estiramiento para relajar los músculos. Contrario a lo que muchos piensan un verdadero practicante de fuchiball debe preocuparse no sólo por su condición física, sino que también debe mantener su salud mental, indispensable para esta actividad que requiere de concentración y paciencia.
En éste momento el Campeón Mundial de Footbag es República Checa, pero según Edgar, Colombia cuenta con muchísimo talento que merece ser apoyado, por lo que espera con ansias que ésta actividad sea considerada un deporte; “para mi el footbag significa trascendencia, porque mi proyección y mi meta hacia el futuro, es que el footbag le pueda servir a los niños y en general a todo el mundo para alejarse de las drogas, de los videojuegos e incluso de los deportes tradicionales. La idea es dejar una semilla para que las personas tengan otra alternativa, no sólo como una opción deportiva, sino como una profesión que ofrece estabilidad económica como en mi caso personal”, agrega.
Por Alejandra Melo
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