Foto: EFE
Como ya es costumbre, Nairo
Quintana ha empezado con muy buen pie el año, exhibiendo su estado de forma en
el terreno que más se adapta a sus condiciones, la montaña. Su plan de carreras
sigue acorde a lo planificado por el equipo Movistar y su primer gran test,
será el Giro de Italia del centenario, para después afrontar el Tour de
Francia.
La decisión de correr las dos
grandes ha causado polémica en el mundo del ciclismo, unos en contra y otros a
favor; pero la realidad es que el corredor de Boyacá es un atleta determinado
que no deja nada al azar, por lo cual estoy seguro de que afrontar este reto
trae consigo un juicioso análisis por parte de todos los que lo rodean.
Pasada la temporada 2016 en la
que el boyacense consiguió su tercer pódium en El Tour, y su primera victoria
en La Vuelta España, derrotando con autoridad al keniata Froome, y catapultándose
en la historia del ciclismo mundial, ha sentado un precedente importante en
cuanto a la respuesta física de Nairo, al disputar dos carreras de tres semanas
con tiempos de descanso bastante ajustados.
Con el aporte tecnológico al deporte en su más
alto nivel, la prueba y error en este ámbito cada vez es más reducida, puesto
que la información del rendimiento de cada atleta se guarda como el tesoro más
preciado y con base en esto se toman decisiones como la del “doblete”. Sólo hasta julio conoceremos lo acertado o no
del reto, pero cualquiera sea el resultado sabemos que nuestro gran colombiano
tiene muchos años más para entregarle alegrías a un país que ya lo ve como un
referente y modelo a seguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario